

REPÚBLICA PORTUGUESA
La capital portuguesa fue fundada quizá por los fenicios o quizá es anterior a éstos; fue la Olissipo romana, fue la ciudad que descubrió las rutas oceánicas y unió los continentes, fue origen y destino de mercancías de países muy lejanos, gran puerto atlántico de la Monarquía Hispánica; una urbe privilegiada por su geografía, puerto seguro protegido por siete colinas y por el mayor estuario de Europa; la ciudad donde nació el fado y donde el azulejo se elevó a la categoría de arte. Una ciudad sin igual que seduce a la cámara como ninguna, como ya pudimos comprobar en la primera parte de este recorrido fotográfico.
51. El devastador terremoto de 1755 destruyó el palacio de la Ribera, y con él se perdieron las colecciones reales de pintura y otros objetos artísticos. Por esta razón el museo más importante de Lisboa es una colección particular que el magnate armenio Calouste Gulbenkian donó a la ciudad que lo acogió. Alberga valiosísimas piezas de arte decorativo de todas las épocas, como estos leones chinos.

52. La pequeña colección de pintura de la Fundación Calouste Gulbenkian atesora obras muy interesantes, como este Retrato de una joven de Domenico Ghirlandaio.

53. Plaza de toros de Campo Pequeño, la más importante de Portugal, edificada en un curioso estilo neomudéjar castellano aunque con unas cúpulas que parecen rusas. Ya apareció en otro artículo anterior.

54. La colina de Santa Ana, en pleno centro de la ciudad, es sin embargo la más desconocida. Cuenta con encantadores y empinados rincones. Por desgracia algunos de ellos han sido víctimas del vandalismo y el mal gusto.

55. El típico empedrado portugués en algunos lugares cede a las poderosas raíces de los árboles, deformándose como en esta calle del barrio de Estefânia.

56. Humedades y desconchones en una fachada del barrio de Estefânia, una imagen muy habitual en la Lisboa antigua.

57. La calle del Romero (rua do Alecrim) asciende en empinada pendiente directamente desde el río Tajo hasta el barrio del Chiado, situado sobre una de las colinas.

58. Uno de los elegantísimos establecimientos que se pueden encontrar en el barrio del Chiado, en este caso una joyería.

59. Estatua de bronce que representa al escritor Fernando Pessoa, el más aclamado en lengua portuguesa del siglo XX, delante del café A Brasileira, que él frecuentaba.

60. Una fachada recubierta de azulejos sirve de fondo a la auténtica bandera portuguesa, sustituida impropiamente en 1910 por la actual, impuesta por el régimen republicano. Desde entonces, la azul y blanca es usada por los monárquicos.

61. El corazón del Chiado es la plaza de Luís Vaz de Camões, dedicada al más grande escritor en lengua portuguesa.

62. Los empedrados portugueses sorprenden con sus creaciones como esta carabela situada en la plaza de Camões.

63. Placa decorativa de una plaza del Chiado.

64. El azulejo es una seña de identidad portuguesa. Muchos edificios, especialmente del siglo XIX y de principios del XX, muestran diseños de gran belleza.

65. El más largo de los funiculares lisboetas es el de Bica, en el Chiado. Al fondo se ve el río Tajo.

66. Irregulares y desniveladas calles en el barrio del Chiado.

67. Moderno y simpático comercio en el Chiado.

68. El Pavilhão Chinês (Pabellón Chino) más que un café es todo un museo cuyas seis salas contienen miles de objetos de lo más sorprendentes.

69. Desde el mirador de San Pedro de Alcántara, en el Barrio Alto, se contempla todo el centro de la ciudad.

70. El castillo de San Jorge, en la colina de la Alfama, visto desde el mirador de San Pedro de Alcántara.

71. El funicular de la Gloria, el más famoso de la ciudad, que asciende desde la plaza de los Restauradores hasta el Barrio Alto. De los funiculares lisboetas ya nos ocupamos en otro artículo.

72. El famoso tranvía 28, que hace el recorrido de las colinas, pasando por la Baixa.

73. La calle de la Plata, en la Baixa. Al fondo, la plaza de la Higuera.

74. El Monumento a los Descubrimientos, erigido en 1960 en el barrio de Belém, homenajea a los hombres que llevaron a cabo una de las mayores gestas de la Humanidad. Como cualquier país normal, los portugueses no se avergüenzan de su Historia sino que se enorgullecen de ella.

75. Un detalle del Monumento a los Descubrimientos. Los grandes navegantes Vasco da Gama, Pedro Álvares Cabral y Fernando de Magallanes son respectivamente el primero, el tercero y el cuarto desde la izquierda.

76. Rosa de los vientos sobre el pavimento que señala las navegaciones y los descubrimientos portugueses.

77. Monasterio de los Jerónimos, en Belém, joya del arte manuelino declarada patrimonio de la Humanidad.

78. Interior de la iglesia del monasterio de los Jerónimos. Sus esbeltas columnas resistieron asombrosamente el devastador terremoto de 1755.

79. Sepulcro de Vasco da Gama en la iglesia del monasterio de los Jerónimos.

80. Claustro del monasterio de los Jerónimos, paradigma del estilo manuelino.

81. Gárgolas del piso superior del claustro de los Jerónimos.

82. El claustro de los Jerónimos es una filigrana de la Edad de Oro portuguesa.

83. En Belém se encuentra el Museo de la Marina, uno de los mejores del mundo en su género. En un gran hangar se expone una magnífica muestra de pequeñas embarcaciones, entre ellas las galeotas ceremoniales usadas por la Familia Real en el Tajo.

84. Popa de una de las galeotas del Museo de la Marina, refinada obra de arte del siglo XVIII.

85. La manuelina Torre de Belém, en la orilla del Tajo, es uno de los iconos de Lisboa.

86. Probablemente la mayor y mejor colección del mundo de carruajes está en Belém. En la imagen, el que trajo desde España la reina Carlota Joaquina, esposa de Juan VI.

87. En la famosa Pastelería de Belém se elaboran los originales pasteles de nata. Su receta exacta se mantiene en secreto y los demás que se pueden encontrar por todo el país no son sino imitaciones de éstos.

88. El Palacio de Belém es la sede de la Presidencia de la República Portuguesa.

89. La guardia en el acceso del Palacio de Belém.

90. Escena del barrio de Belém, con la guardia presidencial en primer término y el monasterio de los Jerónimos al fondo.

91. El autobús turístico anfibio de Lisboa surcando las aguas del Tajo.

92. Mural alusivo a la Revolución de los Claveles de 1974, en la avenida de Berna.

93. Estación de Oriente, una de las mejores obras del arquitecto español Santiago Calatrava, junto al Parque de las Naciones.

94. El Parque de las Naciones es el antiguo recinto de la Exposición Universal de 1998, reconvertido en zona de ocio y de servicios.

95. El Parque de las Naciones junto al río Tajo y el puente Vasco da Gama.

96. Imponente vista de la Torre Vasco da Gama.

97. El Oceanario de Lisboa, en el Parque de las naciones, es uno de los mayores y mejores del mundo en su género. El inmenso estanque central aloja especies de todos los océanos.

98. En el Oceanario es posible admirar el indiscutible dueño de los mares, el temido tiburón blanco.

99. Otros cuatro grandes estanques reproducen diferentes climas de los océanos, desde el tropical hasta el polar. En la imagen un grupo de pingüinos antárticos nadando al unísono.

100. Vista aérea del puente Vasco da Gama, de 18 quilómetros de longitud, en el punto más ancho del estuario del Tajo.

Aquí termina nuestro recorrido fotográfico por Lisboa. Una ciudad donde uno puede sentarse a imaginar épocas de grandeza, donde puede caminar entre ensoñaciones, pero al mismo tiempo una ciudad del siglo XXI. La única ciudad del mundo que provoca un sentimiento propio, la saudade, esa gozosa melancolía que ojalá hayamos alcanzado a transmitir a través de estas 100 imágenes.
TEXTO Y FOTOS © LAGARTO ROJO
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Buen homenaje a una ciudad maravillosa.
Me ha gustado mucho.
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Tan maravillosa que desde el principio pensé que la primera ciudad para hacer algo así tenía que ser sin duda Lisboa.
Muchas gracias por tu apreciación.
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Buenos días Lisboa, era lo primero que decía, cuando me levantaba por las mañanas allí, una ciudad con encanto,la verdad, ideal para ir con tu pareja, en los restaurantes por la noche, los fados, esas canciones que solo de oírlas y sin entender mucho,te saltan las lagrimas… será por que soy muy sensible… a mi me encanto, un reportaje muy bueno.
un saludo
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Y es que Lisboa despierta los sentidos como ninguna otra ciudad… No, no creo que tu caso sea infrecuente.
Gracias por el comentario.
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