La catedral de Santa María de Burgos es una de las obras maestras del Gótico mundial. En ella trabajaron los mejores artistas de Castilla en los siglos XV y XVI. Con sus pináculos y agujas elevándose al cielo, se asemeja a un dragón de piedra irguiéndose sobre el caserío. Construida en la ladera de una colina, desde todos los ángulos ofrece magníficas perspectivas que permiten admirar los detalles de su magistral concepción y desarrollo. En nuestro recorrido proponemos en primer lugar rodearla completamente por el exterior, después entrar y visitar las dependencias que la componen, y finalmente subir hasta una privilegiada atalaya desde donde podremos contemplarla en toda su majestuosidad.
Comenzamos pues situándonos en la plaza del Rey San Fernando, desde donde tendremos una vista general del edificio desde el lado sur, con las torres a la izquierda y el gran cimborrio a modo de corona. Vamos a rodear la iglesia por la izquierda, de modo que llegamos en primer lugar a la fachada principal, llamada del Perdón.
Estamos en la plaza de Santa María. Aquí podemos contemplar las dos impresionantes torres de Juan de Colonia, con sus agujas caladas de estilo claramente germánico. Subiendo por unas escaleras llegamos a la calle del lado norte, que está más elevada. Eso nos permite admirar desde muy cerca las esculturas de la portada de la Coronería, que incluyen un completo apostolado.
Continuando el paseo, veremos las agujas de dos elementos de extraordinaria factura: el cimborrio renacentista de la nave central y el segundo cimborrio, el de la capilla del Condestable. Ya estamos en la cabecera de la iglesia; ahora nos queda rodear el claustro para llegar a la última portada, la del Sarmental. Escondida y situada en lo alto de una gran escalinata, presenta el habitual ciclo iconográfico gótico, lleno de personajes de la mitología cristiana. Sus esculturas son magníficas y es recomendable no perderse detalle de ellas. Ha llegado el momento de entrar en la catedral, porque si el exterior es impresionante el interior no lo es menos.
Atravesamos la Puerta del Sarmental y nos encontramos un edificio grandioso. Su planta sigue el modelo del gótico francés, aunque el espacio se distribuye a la manera española, es decir, con el coro y el altar mayor en el centro, ocupando la nave central. Allí encontramos la tumba del Cid Campeador y Doña Jimena, su mujer, situada bajo el impresionante cimborrio. Éste último es una bóveda sobreelevada de 54 metros de altura para dar mayor iluminación, y es habitual en las catedrales españolas. Se aprecia la influencia mudéjar en el diseño y es de tal finura que aparenta fragilidad. Es sencillamente espectacular. Seguimos por el retablo mayor, enorme y magnífico, y el coro gótico, realizado por Felipe Bigarny, uno de los mejores de España. En las tallas de su sillería podemos encontrar algunas sorpresas algo impúdicas…
Ya en la nave lateral izquierda nos situamos ante la célebre Escalera Dorada, obra del gran Diego de Siloé, una obra maestra del arte renacentista. Siguiendo la nave hacia la izquierda accedemos a la capilla de Santa Ana. Junto a un sepulcro de alabastro y unos cuadros de Andrea del Sarto, veremos un magistral retablo gótico obra de Gil de Siloé (padre de Diego) que representa la mítica genealogía de Cristo. Nos vamos ahora hasta los pies de la iglesia para ver el famoso Papamoscas, un muñeco articulado que marca las horas abriendo la boca, una atracción obligada para los visitantes y que gusta especialmente a los niños.
Volvemos a la nave lateral y la recorremos entera hasta la girola, donde asistimos extasiados a la grandiosidad de la capilla del Condestable de Castilla, ejecutada por Simón de Colonia y su hijo Francisco (hijo y nieto de Juan de Colonia, el autor de las torres) y que por sí sola atesora más obras maestras que muchas catedrales, incluyendo una obra atribuida a Leonardo da Vinci y su discípulo Giampetrino. En el retablo, obra de Diego de Siloé en colaboración con Felipe Bigarny, apreciamos detalles magistrales. El centro de la capilla está ocupado por el sepulcro del condestable de Castilla don Pedro Fernández de Velasco y Manrique de Lara y su esposa, y una losa de tamaño y peso descomunales que nunca se llegó a utilizar. Sobre nuestras cabezas, otra genialidad: el cimborrio calado que cubre la capilla.
Siguiendo la girola salimos del templo propiamente dicho, pasamos por la preciosa sacristía rococó y llegamos a su claustro, consistente en dos pisos. En el primero recorremos el museo de la catedral, cuyas obras, de deslumbrante belleza y riqueza, son un monumento a la inmodestia, la ostentación y el lujo desmedido propio de las religiones, en especial la cristiana. En el segundo observamos algunas esculturas recuperadas de la fachada y que fueron sustituidas por copias para su conservación. Aquí termina nuestra visita de la catedral de Santa María de Burgos, una maravilla declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Por último, para una obtener una sorprendente vista casi cenital de este templo, proponemos la subida al mirador del Castillo de Burgos. A nuestros pies se sitúa la ladera del cerro y el caserío antiguo, del cual sobresale majestuosa, como un dragón lleno de crestas, la catedral de Santa María. Las crestas, claro, son sus pináculos góticos. A la derecha vemos erguirse las dos torres de aire germánico, en el centro el cimborrio situado sobre la tumba del Cid Campeador, y finalmente a la izquierda el otro cimborrio, el que cubre la capilla del Condestable.
Tras la catedral se adivina la masa arbolada del paseo del Espolón y las riberas del río Arlanzón, y más allá las líneas rectas del Museo de la Evolución Humana, imprescindible visita para conocer nuestros orígenes. El mirador se encuentra junto a las ruinas del castillo que dio origen a la ciudad y que fue destruido por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia. Se puede acceder cómodamente a pie o en coche y es gratuito.
TEXTO, FOTOS Y VÍDEOS © LAGARTO ROJO
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
Para más información:
http://www.turismoburgos.org/
http://www.catedraldeburgos.es/
http://www.aytoburgos.es/
Gran reportaje. Gracias.
Saludos
GranPumuki
http://blogdeviajesdepumuki.blogspot.com.es
Me gustaMe gusta
Muchas gracias a ti. Por cierto, tu comentario me ha llegado como correo no deseado. ¿Quizá por haber incluido tu enlace? No lo sé, no entiendo mucho de estas cosas…
Saludos.
Me gustaMe gusta
Lo de Gil de Siloé es increíble. Si fuese italiano sería tan conocido como Miguel Ángel o Da Vinci. Me ha gustado mucho el reportaje.
Me gustaMe gusta
Completamente de acuerdo. Y lo mismo se puede decir de muchos artistas del Renacimiento español, como el gran Damián Forment. Los italianos, como los franceses, siempre han sido grandes maestros a la hora de promocionarse y crearse una imagen de excelencia. Justo en eso nosotros hemos sido mucho más torpes, aun teniendo a veces productos de mayor calidad.
Un saludo.
Me gustaMe gusta
Quiero compartir este magnífico vídeo, donde se puede apreciar el enorme valor histórico y artístico de Averly, valor que aumentará con el paso del tiempo si se conserva. No permitamos su destrucción: https://www.youtube.com/watch?v=SBH_6TvU7N8
Me gustaMe gusta
Muy bien documentado, si señor.
Muy buen blog, ya te estoy siguiendo. Me interesa mucho lo que cuentas y como lo cuentas.
Saludos
Xavi y Joana
Me gustaMe gusta
Muchas gracias. Sólo me falta hacer las fotazas que hacéis vosotros… Ya os he visitado y me he quedado con la boca abierta. Aunque me parece que publicáis con poca frecuencia, desgraciadamente. Bueno, ya os sigo y espero ver más cosas vuestras.
Un saludo.
Me gustaMe gusta