En el centro de Méjico, muy cerca de la capital del país, es posible ser testigo de una sorprendente maravilla de la Naturaleza. Grandes colonias de un colorido pero frágil insecto realizan cada año dos migraciones atravesando una buena parte de América del Norte, pasando los inviernos en la zona montañosa que se encuentra a caballo entre los estados mejicanos de Michoacán y Méjico. Son los llamados santuarios de la mariposa monarca, unos impresionantes lugares donde estos insectos se concentran en tal número que uno, aun viéndolo en persona, no termina de creerlo. Este espectáculo impresionante está al alcance de cualquiera, pues desde la Ciudad de Méjico se organizan excursiones a estos santuarios cuyo acceso constituye también una pequeña aventura.
La mariposa monarca es un insecto lepidóptero originario de América y de nombre científico danaus plexippus. Es de tamaño medio, entre 9 y 10 centímetros, y presenta en sus alas una llamativa e inconfundible combinación de negro y naranja que la evolución le ha dado para avisar a sus depredadores de que es venenosa. Sin embargo, la mariposa monarca de Jaguay ha mutado en sólo 40 años, abandonando el color naranja por el blanco. El macho es ligeramente mayor que la hembra. Se trata de una mariposa extraordinariamente longeva, pues puede alcanzar los nueve meses, mientras que otras especies sólo llegan a unos pocos días.
Pero lo más extraordinario son sus migraciones, que les llevan a recorrer entre 2.000 y 4.000 quilómetros entre el sur de Canadá y el centro de Méjico. Estas migraciones masivas las realizan hacia el sur de agosto a octubre, y hacia el norte durante la primavera. Se desconoce con exactitud cómo son capaces de llegar, una generación tras otra, a los mismos lugares de hibernación, aunque se sabe que los patrones de vuelo son heredados y se sospecha que usan la posición del sol para orientarse. Su principal área de distribución abarca desde Canadá hasta Venezuela, incluyendo también el Caribe. En años de vientos favorables son capaces de atravesar asimismo el océano Atlántico, por lo que se han asentado en los archipiélagos de Canarias, Madera y Azores, así como en los parques naturales del Estrecho y de los Alcornocales, en la provincia de Cádiz. En otros archipiélagos del pacífico y en Australasia fueron introducidas por el hombre en el siglo XX.
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Los asentamientos invernales de esta mariposa en Méjico conforman la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca, una zona de especial protección a cargo del gobierno mejicano que ha sido reconocido por la Unesco como patrimonio de la Humanidad en 2008. Abarca una superficie de 56.000 hectáreas e incluye ocho colonias (aunque hay otras en el país no incluidas en la reserva de la biosfera). De esas ocho colonias, cuatro están abiertas al público y otras cuatro no lo están, pues se considera que la afluencia de visitantes podría ser perjudicial para los insectos. Los santuarios visitables son los de Sierra Chincua y El Rosario en Michoacán y los de El Capulín y La Mesa en Méjico.
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La zona es accesible en coche desde las principales ciudades cercanas, como Morelia, Toluca o la propia Ciudad de Méjico. Desde ésta última, la Universidad Nacional Autónoma de Méjico suele organizar excursiones guiadas a muy buen precio entre los meses de noviembre y febrero. Las imágenes de este artículo corresponden a una excursión realizada al santuario del cerro El Capulín, en el estado de Méjico. Saliendo muy temprano y tras alcanzar los límites de la gigantesca capital, aún nos quedarán unas cuatro horas de viaje en autobús. Por el camino haremos una parada para comer en un pintoresco puesto de carretera, ya adentrándonos en las montañas que sirven de refugio a la mariposa monarca.
Al llegar a las faldas del cerro tendremos que dejar el vehículo, pues el santuario sólo es accesible por un camino de herradura. Allí nos ofrecerán la opción de subir a pie o a caballo. Por unos pocos pesos más, vale la pena esta segunda opción. No es necesario tener experiencia de monta, pues nos subirán a un dócil jaco que seguirá por sí mismo el camino que serpentea entre densos bosques. Eso sí, es conveniente imitar el movimiento de los vaqueros de las películas (esos saltitos sobre la silla de montar) si no se quiere terminar con un terrible dolor de cóccix.
Antes de llegar al santuario propiamente dicho, empezamos a ver paulatinamente un aumento de mariposas revoloteando sobre nuestras cabezas. La sensación es como de ensueño. Llega un momento en que ya se ven por doquier en el aire, hasta que aparece ante nuestros ojos la gran sorpresa: millones de mariposas se amontonan en enjambres que llegan a cubrir por completo algunos árboles. Por increíble que parezca, incluso se dan casos de ramas y hasta árboles que ceden bajo el peso de estos minúsculos insectos. También veremos miles de ellas por el suelo, sobre los arbustos… algunas ya muertas o moribundas, otras simplemente aletargadas, hasta el punto de que es posible cogerlas en nuestra mano. Si en lugar de delicadas y preciosas mariposas se tratase de moscas o langostas, hablaríamos de una auténtica plaga.
No es necesario decir que se trata de un delicado hábitat y por lo tanto el visitante ha de tener especial cuidado en no alterarlo ni lo más mínimo. Además nuestro guía nos prevendrá de la necesidad de hacer el menor ruido posible para no molestar a las mariposas. Sabiendo que es un día que quizá no se repita nunca, hay que atrapar cada detalle en nuestra retina y en nuestra memoria, y disfrutar al máximo con esta maravilla que nos regala la Naturaleza. Después de un rato inolvidable comenzaremos el descenso hasta el punto de partida, donde nos darán la oportunidad de comer algo para reponer fuerzas. Nos espera aún todo el viaje de vuelta hasta la gran urbe, a donde llegaremos ya por la noche.
Los santuarios de la mariposa monarca de Méjico son unos lugares fascinantes donde podemos asistir a un espectáculo único en el mundo. Si nos encontramos en la capital del país o en algún lugar cercano, esta excursión es realizable en un solo día y está al alcance de cualquier bolsillo. Una naturaleza sorprendente que nos hace sentir muy pequeños pero al mismo tiempo privilegiados.
Para más información:
http://mariposamonarca.semarnat.gob.mx/
http://www.turismomichoacan.gob.mx/
http://turismo.edomex.gob.mx/turismo/htm/html/
TEXTO, FOTOS Y VÍDEO © LAGARTO ROJO
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Increíble, qué pasada! no conocía el sitio ni las mariposas que lo habitan y me he quedado impresionada, tendré que ir a verlo. Un saludito!
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Sí, lo malo es que no cae a la vuelta de la esquina precisamente. Pero si estás por allá (y en los meses adecuados) vale la pena ir a verlo.Saludicos.
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Magnífico blog, magnífico!! PTB
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Muchas gracias. Eres siempre bienvenido.
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Lo conocía porque lo vi en un documental hace años y desde entonces he querido visitarlo. A ver si algún día tengo oportunidad…
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Vale la pena, Jorge. Pero si estás por allá. Para ir de propio cae un poquico lejos…
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No cabe duda que la naturaleza sigue encontrado salidas frente a los desastres humanos. Hermoso conocer ese lugar y la persistencia de las mariposas en volver a lo conocido
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Se demuestra la perfección alcanzada por las especies tras millones de años de evolución…
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