Hace unos pocos meses se reabrió la catedral de Tarazona, una de las más importantes joyas artísticas de Aragón, y sin duda una de las más sorprendentes catedrales de España. Fueron necesarios casi 30 años de arduos trabajos de restauración para que los turiasonenses pudieran descubrir esta joya oculta cuyo interior muchos de ellos jamás habían visto. Hoy, apenas nada recuerda que el monumento llegó a amenazar ruina, lo que motivó su cierre en los años 80. Ubicada en una ciudad pequeña (12.000 habitantes) pero muy rica en Historia y Arte, cuenta con extraordinarias obras artísticas que la hacen única en España.
En el mapa adjunto podemos ver la ubicación de Tarazona en los confines del antiguo Reino con los vecinos de Castilla y Navarra. Su situación fronteriza fue clave en la configuración de este magnífico edificio tal como lo conocemos hoy. Comenzada a mediados del siglo XII en estilo gótico, su construcción se prolongó durante siglos. Fue muy castigada en la Guerra de los Dos Pedros (que enfrentó a Pedro IV de Aragón y a Pedro I de Castilla entre 1356 y 1369), lo que obligó a reconstruirla, ya con un marcado carácter mudéjar. El otro estilo que predomina en esta catedral es el renacentista (en la decoración interior). Por último, algunos elementos barrocos completan el conjunto. La seo turiasonense es un estupendo ejemplo del eclecticismo hispano.
La visita del conjunto comienza por el claustro, sin duda el mejor de los de carácter mudéjar en Aragón. En gran parte fue destruido durante la mencionada Guerra de los Dos Pedros, y tal como lo conocemos se remonta al siglo XVI. Siempre afectado de humedades, su compleja restauración no está terminada pero una parte de él ya es visitable. En su interior se ha instalado una exposición que pormenoriza los arduos trabajos de restauración de la catedral.
Pero lo más llamativo sin duda son las celosías de yeso de gran complejidad, y todas diferentes (hay más de 150 diseños), que se abren hacia el patio y que tamizan la luz hacia el interior. Toda una maravilla… Recomendamos también salir al patio, desde donde hay una estupenda vista panorámica del cimborrio y el campanario, ambos mudéjares.
El cimborrio es una obra maestra del arte renacentista-mudéjar aragonés. Sólo existen tres en el mundo con estas características, los tres en Aragón (junto con el de la catedral del Salvador de Zaragoza y el de la catedral de Teruel), y los tres creados por el mismo artista: Juan Lucas Botero. Estamos ante la obra cumbre de este artista, realizada entre 1543 y 1546. En el exterior apreciamos la superposición de cuatro cuerpos decrecientes, que con los pináculos góticos le dan un aire de corona. Por su parte, los dibujos geométricos de ladrillo y azulejos de tradición musulmana crean una de esas sugerentes y seductoras obras maestras del arte mudéjar aragonés.
Ya en el interior, encontramos la característica planta de las catedrales góticas de origen francés. Planta de cruz latina, tres naves (la central más alta que las laterales) y girola por detrás del altar mayor. En las naves laterales y alrededor de la girola se abren numerosas capillas. Y, como es habitual en las catedrales españolas, en el centro de la nave central se sitúan el coro y el órgano. Si bien el esqueleto corresponde al de una catedral gótica, en el interior predomina el estilo renacentista. En esta catedral las mayores sorpresas las encontramos mirando hacia arriba. La nave central se cubre con bóvedas estrelladas sobrecargadas con la decoración típica del renacimiento aragonés a base de florones tallados en madera y dorados. En los muros de esa nave central y en los del transepto encontramos un elemento gótico, el único triforio de Aragón. Sobre él la decoración es claramente renacentista: columnas y frontones rodeando los ventanales y pinturas en grisalla sobre los muros.
Veamos ahora el interior del impresionante cimborrio, que es el típico octógono mudéjar cubierto con bóveda en forma de estrella de ocho puntas y adornado con los florones antes mencionados. El tambor sobre el que se apoya la bóveda está decorado con pinturas de estética y temática clásicas. Todo el conjunto arranca de cuatro trompas con forma de conchas, en las cuales se sientan distraídamente las estatuas de los cuatro evangelistas. La esbeltez y elegancia de este cimborrio, su sensualidad y poder de seducción, lo hacen único y excepcional.
El cimborrio nos reserva la gran sorpresa de la catredral. Se trata de las pinturas descubiertas durante la restauración, realizadas en grisalla y que recuerda gratamente a la Capilla Sixtina de Miguel Ángel en el Vaticano. Aunque fueron realizadas por Alonso González, quizá fueron previamente diseñadas por el gran Pietro Morone, introductor del Cinquecento en España, que realizó sus mejores obras en Tarazona y en Zaragoza. Estas pinturas mezclan con todo descaro personajes de las mitologías cristiana y pagana. Pero lo que hace que sean únicas es la presencia de desnudos (sí, en una catedral), que gracias al hecho de que se cubrieron han llegado intactos a nuestros días. Se cuentan anécdotas sobre un obispo que se negaba a entrar en su propia catedral por no pasar bajo esos escandalosos desnudos. En todo caso, la barbarie de la Contrarreforma acabó con casi todos los desnudos de Europa. En España son los únicos que se conservan en el interior de una catedral.
Al fondo encontramos un notable retablo renacentista y sobre el retablo unas preciosas pinturas de profetas en grisalla sobre fondo dorado.
Bajando la vista, a izquierda y derecha podemos apreciar interesantes pinturas góticas en los pilares que rodean el altar mayor, también descubiertas durante la restauración.
Volviéndonos hacia atrás, en la nave central, encontramos la sillería del coro, obra gótica del siglo XV que sigue el modelo del de la seo del Salvador de Zaragoza.
Mientras, en la nave tenemos otra joya de la escultura gótica, el delicioso púlpito esculpido en yeso. Destacan el patético ecce homo del frontal y las esfinges (con cuerpo de león y cabeza de mujer) que lo sostienen.
La mayoría de las capillas aún no han sido restauradas. Hoy por hoy, las más notables las encontramos en la girola. Entre ellas sobresale la segunda empezando por el lado izquierdo. Se trata de la llamada capilla de los Calvillo, por albergar los sepulcros góticos de alabastro de los hermanos Pedro y Fernando Pérez Calvillo, ambos obispos de Tarazona. El fondo de la capilla lo ocupa un retablo de monumentales dimensiones realizado en tablas pintadas, también de factura gótica. Este retablo es obra de Juan Leví y está dedicado a los santos Prudencio, Lorenzo y Catalina de Siena. Se estructura en nueve calles, tres para cada santo. Es grandioso el preciosismo del detalle con que aparecen todos los personajes.
En el centro de la girola se abre una profunda capilla, la de san Andrés. La capilla sorprende por su majestuosidad barroca. En este punto no hay que perder de vista las pinturas del muro interior de la girola, algunas de ellas representando monstruos mitológicos.
En la bóveda, unas pinturas que intentan imitar las que hay sobre el retablo, pero con escasa fortuna, por lo que algunas son bastante grotescas.
En cuanto a las capillas de las naves laterales, algunas no son visibles por estar en plena restauración, otras son visibles a través de un cristal. Sin duda hay algunas de gran calidad, pero aún tendremos que esperar para poder apreciarlas en todo su esplendor. Una última sorpresa: antes de salir nos fijaremos en la enigmática columna situada a la izquierda de la puerta, decorada con demonios y niños sujetando calaveras.
TEXTO Y FOTOS © LAGARTO ROJO
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Para más información:
http://www.tarazonamonumental.es/
http://www.catedraldetarazona.es/
me gusto esta bueno 🙂
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Gracias.
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me parece muy interesante tu contenido… felicidades sigue agregando cosas mas interesantes¡¡¡ pero deberias pasarte por america jejejejejeje besos
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Por supuesto pasaré por América, pero como no conozco Venezuela, tú puedes darla a conocer. Ya sabes que acepto colaboraciones y te invito a hacer algún artículo. Besos.
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Me encanta esta catedral. me a dejado fascinada con la originalidad de su estructura y sus decoraciones fuera y dentro de ella. Que hermosura, me gustaría un día conocerla. Te felicito Javier, muy buen trabajo
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Muchas gracias. Espero que puedas llegar a conocerla y para mí sería un placer enseñártela personalmente. Muchos besos.
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Hola! He conocido tu blog por divoblogger y me ha gustado mucho. En un mes voy a visitar Tarazona y no me perderé la catedral, buen artículo!
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Hola. Yo tampoco te conocía, pero he estado un buen rato entretenidísimo viendo lo que haces y me ha parecido muy bueno. En cuanto a Tarazona, tengo otro artículo sobre su plaza de toros. Cuando vayas allí, o a cualquier otro lugar, no dudes en preguntarme y si lo conozco te daré las indicaciones que necesites.
Por cierto, tu enlace al concurso 20blogs lleva a una bitácora equivocada.
Saludos.
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El retablo gótico es precioso. Otro sitio para visitar…
Saludos
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Ese retablo es una auténtica joya. Pero es que todo lo demás no tiene desperdicio. Sin olvidar el resto de Tarazona (el «Toledo aragonés») y su entorno (Veruela, el Moncayo, Borja…)
Definitivamente, vale la pena visitarlo.
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Gracias, Javier. Siempre he oído hablar de Tarazona, pero nunca de su entorno. Lo sumo a la lista.
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Imponente catedral, tanto por dentro como por fuera!! y por fuera ademas con el cielo azul se ve todavia mejor!!
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Me alegra que te guste. Es uno de los ejemplos del riquísimo patrimonio de Aragón, tierra injustamente minusvalorada. Eres bienvenida cuando quieras.
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Precisamente es de esos lugares poco valorados, pero que sabemos que tienen mucho que dar, en los que tenemos que enfocarnos mas al escribir. Para que el publico los conozca!! 😀
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Esas celosías de yeso le dan un toque especial!
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Efectivamente, no conozco otro caso similar. Y no hay dos iguales.
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